Como suele suceder hacia el final de cada año, muchas organizaciones se embarcan en el intenso trabajo de planificar el año nuevo que se avecina. Se agendan reuniones de planificación estratégica, y dependiendo de la cultura organizacional, se junta a las personas clave que definen el mapa de navegación, la hoja de ruta para el año.
Es en este contexto que algunas empresas se empiezan a preguntar “¿qué podríamos hacer para ser realmente diferentes?”, y se inspiran en las organizaciones que muchos admiran.
La lista de empresas que aplica OKRs (del inglés, Objectives and Key Results; es decir, Objetivos y Resultados Clave) es cada vez mayor. Con solo mencionar algunas es fácil entender por qué se cree que esta metodología es sinónimo de éxito.
Google, Netflix, Linkedin, AirBnB, Microsoft, Amazon, … son algunos ejemplos de quienes ya han recurrido a ella. Y no es sólo una metodología para grandes corporaciones, ya que en Startups y empresas medianas puede significar la diferencia entre la existencia y la desaparición.
Sin embargo, como bien aclara John Doerr, el padre de los OKRs, la metodología es la herramienta y cada organización debe poner sus propios “ingredientes secretos”, como lo hizo Google en su momento.
En ese “hacer propio” el método es donde el acompañamiento con Coaching es fundamental. Que un equipo aprenda a implementar OKRs requiere aprender a comunicarse en forma diferente, a gestionar los conflictos de forma constructiva, a decir lo que piensa de forma valiente y asertiva. Y como ningún equipo, ni ningún líder, “nace aprendido” en estos desafíos, un Coach de Equipos especializado en OKRs es el catalizador ideal, especialmente a la luz de la cultura organizacional sobre la que se comienza este cambio.
A través de sesiones de implementación de OKRs, el Coach avanza junto al equipo en dos autopistas simultáneas: por un lado, la implementación misma de los OKRs (la tarea) y, por otro lado, reflexionar sobre el proceso de aprendizaje que el equipo hace para hacer esta tarea. En esta segunda autopista es donde el equipo crece como sistema, se construyen las sinergias, se aumenta la confianza y se establece una nueva forma de hacer las cosas, con OKRs como el núcleo metodológico, todo con la contención y el desafío que aporta el Coach.
Este “aprender a aprender” habilita que los OKRs se transformen en una cultura diferente, aumentando el foco en lo que realmente importa, la transparencia y la responsabilidad, y por lo tanto aumenta el compromiso en toda la organización.
Jeanine Kenigstein
Coach Pcc, Certified Team Performance Coach