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Actualmente, las empresas sólo aprovechan el 20% del crédito de la Seguridad Social disponible para la formación de sus empleados. 

Curiosamente, en este momento de economía de pandemia, los recursos económicos que se tienen son escasos y difícilmente se utilizan para la formación. 

En algún caso en el que se había detectado una necesidad de formación y hemos preguntado si se podía utilizar el crédito de la formación para realizarla, la respuesta ha sido: “No sé cómo funciona esto”. Porque efectivamente muchas empresas (según el artículo, el 80% de los fondos) no usan estos recursos económicos. Hay varias razones: 

  • es muy complicado, 
  • hay que hacer muchos papeles, 
  • hay que tratarlo con los sindicatos. 
  • no merece la pena el esfuerzo para lo que se recibe a cambio. 

Estos “por qué´s” son discutibles, alguno incluso falso, pero forma parte de las creencias colectivas. 

El tema es cómo coordinamos la gestión con las necesidades de desarrollo, porque incluso se puede externalizar la gestión de la tramitación de estos fondos de modo que la empresa haga la formación “bonificada” (no es gratis porque lo que se hace es recuperar parte de la cuota destinada a formación en la Seguridad Social). 

Por lo tanto: 

  • Si somos conscientes de la importancia de la formación, si la vivimos como inversión y no como gasto de horas de trabajo, 
  • Si somos conscientes de que vivir las situaciones nuevas necesitan aún más condiciones de aprendizaje, 
  • Si incorporamos el aprendizaje continuo como herramienta de trabajo, 
  • Si consideramos que el desarrollo de las personas forma parte de las responsabilidades del líder, que la formación no es solo decir lo que hay que hacer, 
  • Si acompañamos en el proceso de acierto y error, 
  • Si preguntamos a cada trabajador qué necesita para que encuentre su forma de hacer las cosas más eficientemente, 
  • Si compartimos las buenas prácticas descubiertas. 

Entonces, desde mi visión de Coach, cuando incorporemos habilidades de Coaching a nuestra acción de liderazgo, los líderes estarán implicados en el desarrollo de los colaboradores. 

En consecuencia, haremos que la formación sea el centro de gravedad de la gestión de las personas y entenderemos que la inversión en formación es imprescindible, sobre todo en momentos de cambio. También aprovecharemos los recursos que se nos ofrezcan para conseguir facilitar el aprendizaje de los “Qué´s”, las tareas que tenemos que hacer y también de los “Cómo´s” para saber con qué valores y/o con qué competencias necesitamos actuar. 

Fui gestora de Formación en el INEM cuando se inició el Plan FIP. Fui Directora de Formación en una multinacional en la que, cuando llegué, no se utilizaban los fondos y desde el primer año se utilizó el 100% del crédito y, gracias a esa bonificación, pudimos aumentar las actividades y, por lo tanto, la efectividad. 

Nuestros programas formativos pueden ser objeto de estos créditos a la formación de la Seguridad Social, ya que cumplen los requisitos requeridos, por lo que no dejes de consultar con tu empresa cómo beneficiarte de estos créditos y empezar tu verdadera transformación. 

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